Señor Director:
"Estoy en un todo de acuerdo con la carta de la señora Florencia Grosso sobre los abusos que se cometen en nombre de la novela histórica, al forzar y tergiversar los hechos o inventar intencionalidades que sus protagonistas no tuvieron. Los límites entre historia y ficción son imprecisos, pero hay ciertas reglas generales: según afirma Manuel Gálvez en El novelista y las novelas, es conveniente que los protagonistas de la novela histórica sean seres ficticios, no así los personajes históricos que han dejado documentación. La pregunta es: ¿hasta dónde pueden mezclarse la realidad y la ficción sin trastocar la verdad ni confundir al lector?
"Por otra parte, así como la intuición del poeta lo hace a saltear etapas y llegar a brillantes verdades con más agilidad y agudeza que el filósofo, también algunos escritores pueden llegar a captar y a transmitir a los lectores la atmósfera de una época o el proceso psicológico de algún personaje histórico en forma más convincente, tanto por el acercamiento y la humanización de los protagonistas como por la pintura colorida y detallada de las circunstancias que vivieron. A su vez, las ricas realidades que ofrece la historia son semillero de fecundas ideas para los escritores. Volver al maridaje de estas dos disciplinas (historia y ficción) redundará en beneficio de ambas."
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