Señor Director:
“El poeta romano Juvenal, en el siglo I, describió con esa frase la costumbre de los emperadores romanos de regalar trigo y entradas para las costosas representaciones, espectáculos circenses y otras formas de entretenimiento, con el propósito de distraer al pueblo, marginarlo de la política y ganar el voto de los pobres para alcanzar poder político a través del populismo.
La filosofía de los modelos populistas es fabricar un presente dorado con recursos del pasado y sacrificando el futuro. No disminuye la pobreza creando fuentes de trabajo, sino que fomenta la limosna, porque sin pobres el populismo no existiría. A través de la permanente generación de presuntos y diversos enemigos el populismo engaña y confunde al pueblo, promoviendo el resentimiento y la división, para pasar a impulsar el culto a la personalidad. Es muy difícil derrotar electoralmente a un modelo populista cuando llega a la culminación de su estrategia sin haber suspendido la limosna, pero cae estrepitosamente con facilidad, cuando empiezan a agotarse los recursos para continuarla.
Cualquier semejanza de la realidad con esta descripción, es mera coincidencia.
Ricardo E. Frías
LE N° 4.362.046
r.frias@fibertel.com.ar
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