Hoy un juramento,
mañana una traicion,
promesas kirchneristas,
flores de un día son. Sé que Alfredo Le Pera y Mario Battistella, donde quiera que estén, sabrán perdonar esta irrespetuosa adaptación de “Amores de Estudiante”. La música de Carlitos se mantiene sin alteración.
traición. (Del lat. traditĭo, –ōnis).
1. f. Falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener.
2. Alta… f. Der. Delito cometido por civil o militar que atenta contra la seguridad de la patria.Todos tenemos una idea bastante clara de lo que significa traición. Sea que se cometa en relaciones de actividades familiares, afectivas, comerciales, laborales, financieras, deportivas o cuantas otras ocurran en el devenir de nuestras vidas.
Pero en el ámbito de la política, sea nacional, partidista, o simplemente de bases de comunes intereses o ideologías… ¿Podemos decir que la traición en tales ámbitos se configure por idénticos principios?
Tomemos un hipotético ejemplo: Recuerdo el caso de una vehemente y verborrágica legisladora patagónica que, con énfasis digno de mención, se oponía en los lejanos ’90 al desmantelamiento del Consejo de la Magistratura, a la prórroga de la Ley de Emergencia Económica, al otorgamiento de Superpoderes, en fin que emocionaba verla en semejante quijotesca cruzada luchando contra el omnímodo poder de las huestes riojanas.
Pues bien, esa misma ex diputada, ex senadora, se transformó, por la magia de la política en glamorosa Primera Dama y a los pocos minutos de acceder al cargo, en un repentino ataque de amnesia retrógrada, olvidó todas sus posturas y pasó a defender denodadamente el mantenimiento sine die de los mismos proyectos que antes atacaba con enjundia digna de mejores causas. Y tantos años después, lo sigue haciendo.
¿Podemos decir que su actitud configura un acto de traición hacia quienes adherían a su propuesta anterior? ¿O será simplemente que recapacitó, analizó lo que ayer criticaba y se transformó en su acérrima defensora? Esto ya no sería traición sino simplemente la lógica consecuencia de un meditado análisis conceptual seguido de una revaloración de ideas que mutatis mutandi dieron lugar al ejercicio del derecho de libertad de conciencia y la posibilidad de expresar su veritatis opinatur.
Es que la política todo lo justifica.
Sin embargo, poco tiempo después, un vicepresidente cooptado de huestes adversarias en un vano intento de demostrar “aperturas” “pluralidades” “divergencias concurrentes”, “transversalidades programáticas”, todos términos desconocidos para ellos, osó expresar sus ideas sin pedir permiso, apenas basado en las mismas premisas con que fue “reclutado”: Amplitud y respeto de opiniones…
ESO SÍ QUE FUE TRAICIÓN! Gritó la popular…
Es que la política todo lo transforma.
Finalmente, tenemos en estos días el caso del vicegobernador del estado más poderoso de la Nación quien le fuera IMPUESTO al candidato al sillón de Dardo Rocha, no por elección popular, tampoco como culminación de carrera política alguna, menos aún por consenso y aceptación de quien será justamente su superior durante el ejercicio de la magistratura y por tanto primus inter pares en el derecho de elección. Nada de eso. Ya sabemos quien lo impuso y no es otro que el dedo índice de aquella legisladora patagónica.
Y no nos deben caber dudas de que el muñeco de madera impuesto a presión, no se cansará de oponerse y boicotear las decisiones de su superior con el por todos conocido objetivo de desgastarlo a futuro y limpiar la pista de posibles adversarios. Ya desde la mismísima asunción de cargos comenzó a pasarle la escofina. Me atrevo a vaticinar que el legendario “voto no positivo” quedará a la altura de un poroto (Y ni siquiera hablo de porotos Pallares).
El mecanismo es el mismo y entonces nuevamente me pregunto:
¿SERÁ ESTO TAMBIÉN TRAICIÓN?
No seamos ingenuos. Esto será apenas una jugarreta.
Es que la Política todo lo corrompe.
Autor:
Juan Manuel Otero
Publicado en La Historia Paralela 20/12/2011