Los gobernantes parecen no entender la dinámica de los pueblos, mientras nos indignamos cada vez más. La legislación prudente de la Capital Federal impide la instalación de casinos en su jurisdicción. Encontraron la forma de burlar la ley, persiguiendo un afán recaudatorio, sin importarles el daño que el juego causa en las grandes ciudades, cuando es puesto al alcance de todos. Hoy se pelean la Nación y la Ciudad para ver quién lleva la mejor tajada.
Deberían entender de una vez por todas que "es la ley estúpidos". Han encontrado un vericueto para burlarla, poniendo el casino en el agua. Pero no somos tontos, y una vez más nos sentimos burlados por quienes deberían protejernos.
Fernando Braconi
fernandobraconi@ciudad.com.ar
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